¿Casualidad? El Servicio Secreto de EEUU otra vez bajo sospecha por el segundo atentado contra Trump
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El Servicio Secreto de EEUU lo admitió: no revisó el perímetro del club de golf de Donald Trump en West Palm Beach mientras el sospechoso del segundo atentado contra la vida del expresidente y actual candidato a la Casa Blanca, realizaba los preparativos para ejecutar el ataque. Ryan Wesley Routh se pasó horas campando a sus anchas en el lugar. El Servicio Secreto como Poncio Pilatos El sospechoso del ataque, Ryan Wesley Routh, pasó casi 12 horas cerca del campo de golf antes de encontrar la oportunidad de apuntar hacia Trump. El sospechoso permaneció escondido entre los arbustos, a unos 400 o 500 metros de Trump, quien jugaba al golf en un hoyo cercano. Trató de huir del lugar, pero pudo ser arrestado gracias a que un testigo hizo una foto de su coche. En este sentido, The New York Times realiza una serie de planteamientos respecto a la decisión del Servicio Secreto de no peinar el perímetro del club. "La decisión plantea más preguntas sobre si el Servicio Secreto tiene los recursos y la capacidad para desempeñar adecuadamente sus funciones durante un momento de creciente violencia y una campaña única entre una vicepresidenta en funciones y un expresidente", señala el artículo del periódico. La omisión de acciones del Servicio Secreto despertó serias dudas sobre su aptitud para garantizar la seguridad de los presidentes actuales y anteriores, así como de sus familias. En este sentido, Beth Celestini, una exagente que protegió a Barack Obama, comentó: "Me preocupan mucho los informes de que el sospechoso supuestamente estuvo entre los arbustos durante 11 horas. El Servicio Secreto tiene protocolos que, de haberse puesto en práctica, deberían haber descubierto a este sospechoso antes del incidente". "Yo creo que el servicio secreto está en esta posición en que para no aceptar que está coludido, tiene que aceptar que es incompetente", sentencia el profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México [UNAM] y analista político internacional Ernesto Carmona Gómez. Por su parte, al director en funciones del Servicio Secreto de EEUU, Ronald Rowe Jr., ensayó una serie de respuestas para defenderse de la supuesta negligencia cometida por sus subordinados. Primero, afirmó que el sospechoso "no tenía línea de visión con el expresidente" y no disparó contra sus agentes antes de huir del lugar. Y para defender aún más la falta de acción de sus agentes, afirmó que en la agenda oficial de Donald Trump no constaba que el político iba a presentarse en el club ese día. "El expresidente ni siquiera debía ir allí", dijo, pero se cuidó mucho de no precisar si fue debido a este factor que sus agentes no tuvieron tiempo para inspeccionar el campo de golf. El hecho de que esta actividad de Trump no estuviera en la agenda "todavía es un hecho más grave, [porque] entonces no hay confianza de parte del equipo del expresidente [Trump] para comunicarse con el Servicio Secreto, para comunicar su agenda de actividades", observa Carmona Gómez. Al respecto, hay que recordar que el pasado mes de julio, la exdirectora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, debió dimitir tras la indignación generalizada por el trabajo del organismo a su cargo frente al primer atentado sufrido aquel mes por Trump en Pensilvania.