1175 - Lamentaciones 5. Dios ten misericordia de nosotros. Lm 5:19

Descansando en Dios - Podcast tekijän mukaan Francisco Atencio

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1175 – Lm 5:19 – Lamentaciones 5. Dios ten misericordia de nosotros.Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre; Tu trono de generación en generación. La última endecha del profeta rompe con el patrón establecido en sus lamentos anteriores. Ya no utiliza el patrón de acróstico y es el poema más corto. De hecho, todo Lamentaciones 5 es más una oración que un lamento. Cada uno de los capítulos de Lamentaciones 1–3 terminan con una oración a Dios (Lm 1:20–22; 2:20–22; 3:55–66), pero no se incluye ninguna oración en lamentaciones 4. Por lo tanto, es posible ver a Lamentaciones 5 como la oración que sigue a Lamentaciones 4 y también como la oración final del libro. Debido a la aflicción y confianza que tiene en Dios, el escritor ora varias veces en el libro (Lm 1:20-22; 2:20-22; 3:40-66; 5:1-22). ¿Cuáles son sus peticiones? Al observarlas, notamos los siguientes elementos: Pide que caiga la venganza de Dios sobre sus enemigos (Lm 1:20-22; 3:61-66). Confiesa su pecado y pide perdón (Lm 3:40-51). Implora que su aflicción termine (Lm 3:52-60). Quiere que Dios se acuerde de ellos y de su situación (Lm 5:1-18). Solicita la restauración a la comunión con Dios (Lm 5:19-22). Lamentaciones sigue siendo cantado y leído por los judíos para desahogar su pesar por los sufrimientos, la dispersión de Israel y el incendio del templo. “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.” (Miq 7:18).I.  La oración del remanente pidiendo ser recordado (Lm 5:1–18). “Acuérdate, oh Jehová, de lo que nos ha sucedido; Mira, y ve nuestro oprobio. Nuestra heredad ha pasado a extraños, Nuestras casas a forasteros. Huérfanos somos sin padre; Nuestras madres son como viudas. Nuestra agua bebemos por dinero; Compramos nuestra leña por precio. Padecemos persecución sobre nosotros; Nos fatigamos, y no hay para nosotros reposo.” (Lm 5:1-5). Introducción a la oración (Lm 5:1). Acuérdate … Mira, y ve nuestro oprobio. El remanente pidió a Dios que se acordara de las tragedias que había pasado y que mirara su oprobio presente. Jeremías ya había indicado que Dios ve tales atrocidades (Lm 3:34-36). Por tanto, el clamor del remanente no sólo era para que Dios viera lo que había pasado (pues Dios es omnipresente, ve todas las cosas; Pr 15:3), sino para que, al verlo, actuara a su favor. Recordar las heridas provocadas por las naciones. (Lm 5:1-10). Babilonia tomó el control de la tierra y las fuerzas invasoras asentaron ahí sus campamentos (Jer 40:10; 41:3). Además, las naciones que rodeaban a Judá se adueñaron de la tierra (Ez 35:10). Aparte de perder sus propiedades, el pueblo también perdió sus derechos. Los nuevos tiranos eran crueles y déspotas y no se preocupaban de ellos. Los hombres llegaron a estar indefensos como huérfanos … sin padre y las mujeres estaban tan desprotegidas como viudas. El dominio de Babilonia sobre Judá fue severo. Los judíos tenían que pagar el agua que bebían y la leña que necesitaban para cocinar. No encontraron reposo de sus perseguidores. El temor y la angustia los siguieron a cada paso que daban (Dt 28:65-67; Ez 5:2, 12). Existe otra razón por la que Judá sufrió esas calamidades. Recurrió al egipcio y al asirio para saciarse de pan. (Lm 5:6-8). “extendimos la mano” significa hicieron algún pacto o convenio con las naciones y no confiaron en Dios (2Re 10:15). Las aflicciones de mujeres, príncipes, jóvenes y ancianos. (Lm 5:11-14). Las mujeres que sobrevivieron al ataque babilonio fueron violadas sin misericordia por los soldados.