Begoña se negó a entregar a la Complutense las cuentas de su cátedra.

Comenzamos el repaso informativo a esta hora de la mañana contándoles cómo va la investigación del Caso de Begoña Gómez, a la luz de lo que estamos conociendo en la Asamblea de Madrid, donde hay abierta una comisión específica para conocer las irregularidades cometidas en el entorno de la Universidad Complutense. Pues bien, según los informes de la Complutense, las relaciones entre la mujer del presidente del Gobierno y la Universidad alcanzaron un punto de máxima tensión a raíz del procedimiento judicial en contra de Begoña Gómez. De hecho, la propia Begoña Gómez se negó a entregar las cuentas de su cátedra a la Complutense tras una tensa reunión, en la que le solicitaron las memorias de actividades, relativas a los dos últimos cursos. Entonces, el vicerrector de Planificación, Coordinación y Relaciones Institucionales de la Complutense, José María Coello de Portugal, puso de manifiesto la obligatoriedad de entregar esos datos "en cumplimiento de la normativa de aplicación, Es decir: Begoña Gómez debía facilitar datos económicos y de las actividades, con independencia de las diligencias judiciales que se estuvieran desarrollando, y aun así se negó a hacerlo. La Confederación del Júcar omitió 15 alertas Según hemos conocido, la Confederación del Júcar omitió 15 veces la alerta por escrito durante la crecida del barranco del Poyo, tal y como exige el protocolo. Los técnicos de la Confederación del Júcar tardaron hora y media en avisar a Emergencias de que el caudal de la rambla superaba el umbral de 150 m³/s (que es ya superado el baremo, que según el protocolo de emergencias,  obliga a informar de inmediato). Cuando el organismo que depende de Teresa Ribera dio la alarma a las 18:43 horas, el caudal se acercaba a los 2.000 m³/s, es decir: muy por encima de los límites establecidos. Para que se hagan una idea, esa cifra supera en cuatro veces el agua que lleva el Ebro, que presume de ser el río más caudaloso de España.