Aretha Franklin en las grandes biografías de Zafarrancho Vilima

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Hoy nos sumergimos en las entrañas del góspel para conocer un poco mejor a su Queen Motomami, Aretha Louise Franklin, que ya sacaba el casco integral de pelo pa los videoclips antes de que se pusiera de moda. Aretha nació el 25 de marzo de 1942 en Memphis, cuna, cama y sillón orejero del soul, el blues y el R&B, que es como el trap de ellos pero sin rimar “gosar” con “follar”, que es lo complicao. Su verdadero sueño en realidad era cantar copla y llamar a su primer sencillo “La Copla Danone”, pero el padre le dijo que mejor cantara “música evangélica” que acercara la gente a la iglesia y ya si eso llamaban al disco “15 años tiene mi amor”. Era hija de Clarence LeVaughn Franklin, un influyente cura baptista, que son como los curas de aquí pero arrimando cebolleta sin tener que esconderse, y de la cantante gospel, Bárbara Sigger, aunque ella no era mu felí en su matrimonio porque el padre se liaba hasta con los maniquís de Cortefiel. De hecho tuvo una hija en 1940 con una chiquilla de su congregación que dio a luz pocos días después de cumplir los 13 años, Cosa por la que hoy probablemente sería incluso cambiado a otra parroquia. La madre, que con tantos cuernos ya iba andando como el oso de la cabalgata de reyes, decidió abandonar a la familia, aunque su nueva vida duró poco porque cuando Aretha tenía 10 años, le dieron un susto mu gordo, como a los gatos cuando le tiran un pepino y se quedó sin ver el final de Los Serrano. El padre de Aretha enseguida reconoció el talento de su chiquilla y la quiso apuntar a clases de piano, pero ella le dijo que no, que ya se apañaba con los tutoriales de youtube, porque estaba de gira con los del gospel, que eso era como Anatomía de Grey, na más que visio. Por eso la pequeña Aretha creció absorbiendo los valores espirituales propios de la Iglesia con los que estaba muy comprometida: cantaba en el coro de la parroquia el “alabaré, alabaré”, salía de monaguilla en la borriquita, se quedó embarazada a los 12 años. Y menos mal que no fue a un colegio de monjas, que si no acaba hasta fumando. Aunque se ve que Aretha le cogió el gusto a calentarse el huesecillo del aguacate y a los 14 años tuvo a su segundo hijo con otro hombre. Luego ya de mayó tendría dos hijos más de otros dos padres diferentes, que en vez de una familia, parecía que estaba rellenando un álbum de Panini. Ya en esta época llevaba el pelo que parecía un marciano de “Independence Day” y unos pendientes que le llegaban al hombro con un bola de plástico al final que en verdá eran la cadena de la cisterna. En 1960 fichó por la discográfica Columbia, la Sony de antes, que presionaba a la artista a cantar Jazz como presionan a los niños en los anuncios de Frudesa pa que parezcan felices comiendo guisantes congelaos. Así que Aretha hizo lo que haría tu hijo, se fue a casa de la abuela a que le hiciera un huevo frito, y se fue a Atlantic Records donde le dejaban cantar “Ojos verdes” y “Marinero de Luces”. En este periodo Aretha desplegó todo su talento, obteniendo sus mayores éxitos. Las mujeres cantaban “RESPECT” moviendo el cuello y alzando el dedo índice, que es lo que en verdá le da el poderío.. Ray Charles, Cissy Houston (la mare de Withney Houston), James Brown, Eric Clapton, tor mundo quería hacer una canción con ella porque eso era como echarle vino güeno de guisá a la canne en sarsa. Los años 70 fueron para Aretha como los 10 días que te quedan a ti pa irte de vacaciones y ya todo te da igual, y empezó a rimar “flor” con “amor” y “”bella” con “estrella”, que son rimas que nunca se les ha ocurrido a nadie. Esta disminución de su talento como compositora y sus problemas de humor variable que parecía la Pantoja cuando veía una cámara, hicieron que esta década fuera como cuando sacaban Bolero Mix, que ni cogiendo una canción de cada artista hacían un disco bueno. En 1984 quitaron en America Airlines lo de darte de comé en los vuelos cortos y ella dijo que por ahí no pasaba, no volviéndose a montar en un avión y restringiendo sus giras sólo a Estados Unidos. Eso sí, se comió más kilómetros que la máquina de rayos UVA de Julio Iglesias. Pero esto no empañaría su carrera en la que conseguiría 18 grammys, sería nombrada Doctora en Arte por la Universidad de Harvard, y muchas cosas más con nombres mu largos en inglés. Desgraciadamente un bichito se agarró con las patas mu fuerte a su páncreas y la gran Aretha Franklin nos dejaría el 16 de agosto de 2018, con 76 años de edad, aunque ustedes siempre podrán recordarla cada vez que vean el anuncio de Frudesa o le echen vino güeno a la canne en sarsa.

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