Clara Campoamor en las Grandes Biografías de Zafarrancho Vilima

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Hoy descubriremos los momentos menos conocidos y recordaremos los triunfos de Carmen Eulalia Campoamor Rodríguez, que menos mal que lleva el Campoamor que si no parece que estoy hablando de mi tía la de Albacete. La pequeña Carmen nació el 12 de febrero de 1888. Tuvo 3 hermanos, Clara, Manuel e Ignacio, pero cuando Carmen tenía 1 año, perdió a su hermana Clara y por lo que se ve su madre le gustaba el nombre de “Clara” más que un boquerón frío guardado en el microondas, y se fue al registro a cambiarle el nombre a Carmen por el de su hermana. En poco tiempo, los Campoamor pasaron de familia numerosa a que le durara la bombona más de un mes, así que como las grandes superheroínas tuvo que ayudar a su madre con la economía familiar. Al principio trabajó de modista y dependienta, porque se iba a ver raro a una niña de 10 años trabajando de funcionaria, pero ella en cuanto cumplió la edad se sacó la oposición de Correos, que era el sacarse el carnet de conducir de antes. En 1914, con 26 años, se sacó otra oposición, que había que aprovechar que todavía no entraba en el temario ná de la Unión Europea. Esta vez fue para ser profesora de taquigrafía y mecanografía en Madrid, que ahora no, pero antes lo de saber mecanografía se ponía hasta en el CV. Para complementar la nómina también trabajó de secretaria, de columnista en un periódico, de traductora de francés, pero porque no había descubierto Vinted todavía. Su interés político empezó en la huelga general de 1917 durante la presidencia de Eduardo Dato, pero no duró mucho. Eduardo Dato digo, no la huelga. Y como estaba aquí en Madrid, ya aprovechó pa comer bocadillos de aros de pota congelaos y asistir al Ateneo, que eso era la Holiday de los listos. Allí descubrió y entendió al instante, un movimiento por el que había que luchar: El Feminismo. Pero a ella no le hizo falta un cajón de madera y un megáfono para que la gente la escuchara, ella impartía conferencias en la universidad y las llenaba. Solucionados los problemas económicos en su casa, que la pobre mía echaba más horas que la madre soltera de una película americana, reinició sus estudios. Se sacó el bachillerato en el nocturno y en 1920 se metió en la carrera de derecho, licenciándose 4 años después, a los 36 años. Al año siguiente ya era miembro del colegio de abogados de Madrid, San Sebastián y Sevilla, porque ella llevaba un pasaporte como el de la Expo y se lo iban sellando. En esta época ya tenía tó la cara de Gonzo, las cejas como Máximo Valverde y seguía dando conferencias destinadas a educar a las mujeres en sus derechos. Todas ellas, como la de “Antes de que te cases”, están recogidas en el libro “El derecho de la mujer”, publicado justo un mes antes del estallido de la Guerra Civil, que eso sí que es una putada y no lanzar un disco antes de la Pandemia. En el Umbral de la II República comienza su andadura política. Al principio estaba más perdía que Toni Cantó en el Club de la Comedia, pero al final se decidió por el republicanismo histórico. Tras las elecciones de 1931, 2 mujeres consiguieron un escaño, Clara, por el Partido Republicano Radical, y Victoria Kent, por el Partido Radical Socialista. Y ahora empiezan las dos a mandarse notita, que si la receta del arroz con leche, que si la niña tenía destemplanza, que si se mejore, que si las mujeres deberían votar, que si todavía no porque no estaban preparadas y votarían lo que les dijeran sus maridos y ganaría la derecha... La disputa fue votada y ganó con tan sólo 4 votos de diferencia que el arroz con leche tiene que estar sueltecito y la aprobación del voto femenino, y por tanto, el sufragio universal. Lástima que Victoria Kent no se equivocara y en las elecciones de 1933, la derecha acabara ganando y ninguna de las dos vieran renovados sus escaños. Y poquitas oportunidades más tendrían porque en 1936 vino un hombre bajito disfrazao de Gargamel diciendo que republicano el que tengo aquí colgado. Clara Campoamor fue la primera en muchos hitos, como ser la primera abogada en defender un caso frente al Tribunal Supremo, conseguir la abolición de la prostitución o reírse con un chiste de Arévalo aunque no fue la primera en exiliarse, primero a Argentina en el 38 y luego a Suiza en el 55, pa estar más cerquita, aunque el régimen de Franco nunca le permitió volver a casa. Quisieron poner su cara en las monedas de 2€, que todo el mundo estuvo de acuerdo, menos el PP, QUE POR LO QUE SEA, se abstuvo. Al final que quedó en nada porque los españoles somos así de dejaos con nuestras grandes personalidades históricas femeninas. Tristemente, la gran Clara Campoamor falleció en Lausana, Suiza, el 30 de abril de 1972 con 84 años aunque ustedes siempre podrán recordarla cada vez que se coman un boquerón frío guardado en el microondas o depositen su voto en una urna.

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