Felipe de Edimburgo en Grandes Biografías

Zafarrancho Vilima - Podcast tekijän mukaan Zafarrancho Vilima

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Esta temporada la inauguramos recordando a Felipe de Grecia y Dinamarca, más conocido como el Drácula de Edimburgo. El pequeño Felipe nació el 10 de junio de 1921 en Corfú, un pueblecito griego mu parecido a Cádiz, pero sin ortiguillas y sin Teófila Martínez. Felipe estaba emparentado con la familia Romanov por parte de su madre y con las casas reales griega, francesa, danesa y alemana, por eso sólo se pudo casar con Isabel, porque era la prima más lejana que tenía. No tuvieron la misma suerte sus 4 hermanas mayores que las casaron con 4 príncipes alemanes un poquito nazis, motivo por el cual no pudieron asistir a la boda de su hermano. Las cenas de nochebuena en esa familia era un no parar de jiji, jaja, tirando miguitas de pan; un cashondeo ahí, contando chistes de Arévalo, que le gustaba mucho a su cuñao Godofredo, er de la mayó. Pese a haber nacido en Grecia, Felipe sólo sabía decir “joroña” y es que después de la guerra Greco-turca, la familia real tuvo que emigrar pa no jartarse de kebabs. Nuestro Felipe fue trasladado en una cuna hecha con una caja de frutas a Francia donde vivió con sus padres en un suburbio parisino, para que luego digan que la vida de los reyes es fácil, con el esfuerzo que habrán tenido que hacer nuestro Felipe y nuestra Leticia para que la niña pueda estudiar en Gales. Al cumplir los 7 años su familia se mudó a Inglaterra. Luego lo internaron durante 5 años en una escuela escocesa que era como Alcatraz pero en chungo, porque la aristocracia es mucho de meter a los niños en internaos tipo castillo antiguo donde las puertas chirrían mucho, de donde vuelven traumatizaos para que luego ellos lleven a cabo su venganza internando a sus propios hijos. Más o menos, como los socios del Betis. Con 18 añitos recién cumplidos en junio del 39, Felipe, que recordemos tenía 4 cuñados una mihita nazis, se olió la tostá y se cambió su apellido, muy alemán, traduciéndolo al inglés, porque a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial, tener un apellido alemán en Inglaterra era más peligroso que meterse con la hija de Liam Neeson. También pidió la nacionalidad inglesa, porque él quería servir en la Marina Real del Reino Unido y así ascender en su camino hacia un matrimonio noble. Sorprendentemente llegó a teniente y se casó con la futura reina del país… con esa cara que tenía. En 1947, con 26 años, se casó con la princesa Isabel del Reino Unido, que le dio un montón de títulos, un cuaderno y una caja de plastilina, y así lo tuvo distraío 60 años. Fruto de esta unión nacieron sus cuatro hijos: Carlos, el de las orejas como edredones de 1,35; Ana, a la que intentaron secuestrar hasta que le vieron tó la cara de su tita Margarita; Andrés, que se casó con una pelirroja, que ya es llamar a la mala suerte por gusto; y Eduardo, al que no lo esperaba nadie. Al Duque de Edimburgo lo acusaron de planear la muerte de Lady di, primera esposa de su hijo Carlos, pero luego se demostró que esa fatídica noche él estaba en el castillo de Balmoral estrenando una caja de rotuladores Carioca. Fue presidente de 800 organizaciones, más la presidencia de la comunidad de su bloque cada 8 años, y escribió 14 libros, uno de ellos dedicado a la conducción de carruajes. Un libro totalmente previsible ya que en la víspera de su boda, su suegro le concedió la Orden de la Jarretera. BADUMMMMTTTSSSSSSS! En 2013 ya tenía tó la cara de Drácula, y es que el gachó también estaba emparentado con Vlad III, el empalador, el conde en el cuál se inspiró el personaje de la novela de Bram Stoker. En el 2017 le dijo a la mujé que él ya no iba a más reuniones de la comunidad y el 2019, fallecía en el castillo de Windsor, a dos meses de cumplir los 100 años, pero ustedes siempre podrán recordarlo cada vez que escuchen una puerta que chirría mucho o alguien cuente un chiste de Arévalo.

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