Francisco Rivera Paquirri en Las Grandes Biografías de Zafarrancho Vilima

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Hoy viajaremos en el tiempo hasta los años 80 para rememorar la intensa vida del padre del listo, el guapo y el feo, Francisco Rivera Pérez, Paquirri. El pequeño Paco nació el 5 de marzo de 1948 en Zahara de los atune, Barbate, cuando se ganaba más dinero pescando atún que fardos de chocolate. Paco nació en una familia muy humilde, prácticamente en una choza, sin luz, sin agua, sin epidural, vamos, cómo les gusta ahora a las modernas. Aunque su padre era el encargado del matadero de Barbate, también fue novillero, Antonio Rivera Alvarado, de ahí la afición al toreo de Paco y de su hermano, José Rivera “Riverita”. Su madre, Agustina, oriunda de Tarifa, se dedicaba a sufrir más que Liam Neeson cada vez que pierde de vista al chico. Por lo visto el padre, al ver que a Paco le gustaba tanto torear, le hizo al chiquillo un Toni Nadal, sometiéndolo a una dura disciplina que por poco Paco acaba toreando, jugando al tenis con la izquierda y pintando cuadros con la brocha gorda. En 1961, con 13 años, me lo visten con una chaqueta de Rosalía y hace su debut en Barbate. En 1964 hace su 1ª novillada en la Plaza de toros de Cádiz, que ahora lo que hay es un trocito de acueducto romano que era el que le llevaba el agüita a Balbo el Menor pa lavarse la sobaquita. La mayoría de la gente en Cádiz cuando cumple 18 años se va al bingo, pero Paco planeó su alternativa para el 17 de julio de 1966 en la Monumental de Barcelona. No pudo ser y tuvieron que retrasarla porque su padrino, Antonio Bienvenida, fue cogido gravemente por el toro en su muslo derecho antes de que le pasara los trastos. Por lo que sea, nadie le echaba cuenta a las pistas del universo. Un mes después se celebró la ceremonia, pero sin Antonio Bienvenida que tenía el muslo como el pechito de Miguel Blesa. Ya en esta época, el guapo de Paquirri llevaba el pelazo como Agustín Bravo, la sonrisa siempre apretá pa que le saliera el hoyito en el moflete y los huevos como los leones, pegaitos al culo. Paquirri era el número 1 en la ATP de ellos, tenía 24 años, los ojos de John Travolta y la po…PULARIDAD de Encanna Sánchez, no era de extrañar que enamorara a una jovencísima Carmina Órdoñez, de 17 años, y aristócrata taurina, hija del torero Antonio Ordóñez. Pero claro, Órdoñez no era el encargado de un matadero, este era amigo de Hemingway, Orson Welles, la familia Dominguín... Era como si la infanta Leonor se casara con Javier Cárdenas. Así que uniendo esos dos mundos tan alejados, Paquirri y Carmina se casan en Madrid el 16 de febrero de 1973, celebrando su unión con 1500 invitados, que más quisiera Arévalo llenar ese aforo. Paco desde el principio empezó a mosquearse porque cada vez que terminaba una faena y llamaba a Carmina pa decirle que estaba bien, no se lo cogía, porque no se enteraba con el ruido de la música. Y es que ella era una mujer criada en ciudad, con sus discotecas, sus baños, su terrazas, sus gin tonics... Él era más de finca con olivos como la de Kike. En los 6 años que duró el matrimonio nacieron sus dos hijos, Fran y Cayetano, po me la coge con las dos ma…TADORES TAMBIÉN como sus dos abuelos. En 1979 se divorcian porque seguirle el ritmo a Carmina requería entrenamiento duro. En 1980 participa en la corrida goyesca en Ronda junto a su exsuegro, Antonio Ordóñez, y con Carmina como presidenta de las damas goyescas. Allí había más tensión que en la reunión de una comunidad de vecinos. Luego Paquirri salió con Bárbara Rey y con Lolita, pobrecita mía, que siempre aparece pero nunca la eligen. Hasta que un día Paquirri, en la recepción de un hotel tras torear en Jerez, se encuentra con una tonadillera a la que le dice “Así que tú eres la Pantoja” y ella le contestó “Me llamo Isabel” y se casaron. Al año siguiente, en 1984, nació Paquirrín. En ese mismo año 1984, dio por concluida su temporada tras torear en Francia, pero en un último momento accedió a torear en dos festejos más, en Logroño y Pozoblanco, Córdoba. Allí un toro llamado Avispado le dio un empujón que lo mandó desmontao a la enfermería, que tenía menos recursos que un ambulatorio de Madrid. Paquirri, consciente, quiso hacer una última llamada, pero es que el pobre no tiene suerte, que parece que llama pa coger cita presencial en el médico. Primero llamó 6 veces a Isabel Pantoja, que estaría en el baño y luego marcó dos números más hasta que alguien le contestó. Se dice que pudieron ser o Carmina, o Bárbara Rey o Lolita. Seguramente lo cogiera Lolita. Desgraciadamente en el traslado al hospital le dio un jama el corazón y Paquirri los dejó a todos ahí, peleándose todavía por la herencia, aunque ustedes siempre podrán recordarlo cada vez que una moderna dé a luz sin epidural o llamen y nunca le cojan el teléfono.

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