Gina Lollobrigida en Las Grandes Biografías de Zafarrancho Vilima

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Hoy casi nos quemamos los dedito recordando a Luigia Lollobrigida, la Paquita Rico de ellos y una de las últimas representantes del cine clásico de Hollywood. La pequeña Luigia nació en Subiaco, Gracias, el 4 de julio de 1927. Su padre era Giovanni Lollobrigida, que le trabajaba al IKEA y su madre se llamaba Giuseppina Mercuri, que trabajaba pa Betadine. Tenía 3 hermanas más, que no vea qué mala suerte haber tenido la posibilidad de ser Gina Lollobrigida, pero que se adelantara otro espermatozoide más feo. Un bombardeo aliado en la IIWW destruyó la fábrica de muebles de su padre por lo que tuvieron que mudarse a Roma, que por lo visto allí no caían cascotes. Allí Gina consiguió una Beca del Banco Santander para estudiar canto y arte y trabajaba esporádicamente como modelo y actriz. En 1947, con 20 años, quedó 3ª en Miss Italia, suponemos que porque cuando el jurado le preguntó sobre su mayor interés ella respondió “Las Papa con Choco” porque si no no se explica que la ganadora fuera LUCÍA BOSÉ. Dicen que Howard Hughes voló desde Hollywood hasta Roma sólo para encontrarse con ella, pero que ella le dijo “Caballero, suéltame el brazo”, y es que Gina ya estaba enamorada de un médico esloveno con nombre de chocolatina con el que se casó en 1949, Milko Skofiç, con quien tuvo a su hijo, Milko Schocobons. Se divorciaron en 1971 porque un esloveno es más aburrido que la sala de espera de un dentista. En 1950, Gina fue a Hollywood contratada por Hughes, que por lo visto el caballero “Quería bolsa” y era más jartible que un testigo de Jehová. Pero ella que hablaba muy poco inglés y no le gustaba que no la dejara sóla ni pa tirarse un peo en la cocina, se volvió a Italia a las 6 semanas. Totá, problemas pa trabajar de actriz con esa cara, esa voz y ese cuerpo no tenía, problemas tengo yo, con la cara que tengo. En 1953 debutó en Hollywood con “La burla del Diablo”, una película rodada en Italia porque la tía era capaz hasta de mover la montaña a Mahoma. Y en 1955 protagonizó “La donna più bella del mundo”, que era la vedette Lina Cavalieri. No se parecían, pero mira, esas eran las ventajas de que antes no hubiera internet. A partir de entonces sería conocida como “La mujer más bella del mundo”. Gina, no la vedette, que tenía la cara como los pies de otro. Gina desplegó todo su esplendor en Hollywood entre mediados de los 50 y principios de los 70. En 1956 hizo de Esmeralda en la adaptación del Jorobado de Notre Dame con Anthony Quinn de Quasimodo, que aquí acertaron con Anthony sin internet. En 1958 rueda en España “Salomón y la reina de Saba”, que tuvieron que repetir las escenas de cerca de la primera mitad de la película porque al protagonista masculino le dio un golpe de caló en Madrid y todavía está en urgencias. En 1959 trabajó con Sinatra en “Never so few” traducida aquí por Wyoming al final del intermedio como “Cuando la sangre hierve”. Se rumoreó un affair de Gina con Sinatra, que yo no me lo creo, porque con esa cara no tocaba yo al bicho ese ni con un palo. Ya en esta época tenía el pelaso como Colombo recién levantao y el joyero con más diamantes que la caja fuerte de Bulgari. Gina trabajaba más que Antonio de la Torre y a pesar de su gran popularidad, nunca fue candidata a un Oscar. Y a mediados de los 70 le pasó como a Carmelo Gómez, que si no se lo encuentran los de callejeros en Fitur, no sale en la tele, así que se reinventó y se metió a fotógrafa periodística, que como ya estaba jubilada en vez de mirar obras, se ponía a mirar los rodajes de las pelis, haciendo las mejores fotos de las figuras del momento. Llegó incluso a tener una entrevista exclusiva con Fidel Castro. En 1984, con casi 60 años reaparece triunfalmente en Falcon Crest, pero sólo 5 capítulos porque le dio mucho coraje que la llamaran después de que Sophia Loren les hubiera dejao tiraos. Y en 1986 apareció en dos capítulos de Vacaciones en el Mar agarrá mu fuerte a una tabla. Le dieron una jartá de premios conmemorativos pa que la pobre ganara algo y en 1999 se metió en política pero hasta ella votó a otro partido. En 2006, con 69 años, hizo un Marujita Díaz y tuvo un romance con el empresario español Francisco Javier Rigau, de 45 años. Anunciaron su boda, pero al final no se casaron, bueno, no se casó Gina, porque en 2013, Francisco Javier escenificó en Barcelona una boda con una Nancy Gigante pa quedarse con la herencia de Gina. Ella dijo que era imposible porque ese día estaba en el callista. Cómo Gina se olía la tostá, en 2013 vendió unas cositas que tenía que ya no se ponía y donó los más de 3 millones de euros a la investigación de las células madre. En 2018, con 90 años, le pusieron la estrella de la Fama en el Paseo de Hollywood, que si se lo llegan a pensar un poquito más le tienen que poner una corona de flores. En 2021, su hijo le dijo a un juez que le diera a él la fortuna de su madre porque ella “carecía de plenas facultades” y el juez pensó que tal vez tenía razón porque la otra no tuvo otra cosa que meterse otra vez en política pa demostrar que le regía el coco. Desgraciadamente, la mujer más bella del mundo nos dejaba el 16 de enero de este mismo año 2023, a los 95 años de edad, aunque ustedes siempre podrán recordarla cuando un caballero quiera bolsa o no puedan casarse ese día porque tienen que ir al callista.

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