Grace Kelly en las Grandes Biografías de Zafarrancho Vilima

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Hoy descubriremos la parte más desconocida de la vida de Grace Patricia Majer Kelly, la Letizia de la Andorra de los franceses. La pequeña Grace nació en Philadelphia, el 18 de abril de 1929 y fue la segunda de los 4 hijos que tuvieron el empresario de la construcción irlandés, John Brendan Kelly, y la exatleta y modelo alemana, Margaret Katherine Majer. Entre la obsesión del padre porque la clase alta de Filadelfia aceptara en su círculo a un antiguo albañil y que la madre trataba a los niños como a un equipo de gimnasia rítmica rusa, la infancia de Grace fue más triste que la cena de un culturista. En el otoño de 1934, sus padres echaron la matrícula en un colegio muy super pero muy católico. Se veía que la niña iba a llegar lejos porque su primer papel en el teatro no fue el de árbol, sino el de Virgen María. También hacía ballet, leía mucho y se lavaba los dientes por la noche sin tener que decírselo 273 veces. La niña era más buena que Heidi. En 1943, con 14 años, se apuntó en la escuela de arte dramático y es aquí donde decide que ella lo que quiere es triunfá, de actriz, de bailarina, de humorista que se ríe mu fuerte, le daba igual. Aunque su tío George, dramaturgo ganador de un premio Pulitzer, y su tío Walter, que es pa nosotros el tito Paco, y que era cantante y actor de cierto éxito, influyeron en su decisión de tirá pa Hollywood. En 1947, al terminar el BUP con 18 años, decidió seguir con el ballet, pero no la aceptaron en la escuela porque ella hizo letras puras y le pedían matemáticas, y todo el mundo sabe que para bailar bien ballet es imprescindible saber hacer la integral de un logaritmo. Entonces cambió de estrategia y se matriculó en la escuela de arte dramático de N.Y. fuera de plazo, pero la aceptaron porque su tío tenía un Pulitzer, que significa enchufe en inglé. Mientras estudiaba, trabajaba de modelo, de promotora de estancos que nunca tienen lo que tú fuma y de azafata de congresos de médicos que son dónde te regalan los bolis en forma de jeringuilla. Yo creo que a su padre no le gustaba que trabajara de moledo porque se refería a ella como “una prostituta muy bien vestida”, pero a lo mejor es cosa mía. Na más salir por la tele en Farmacia de Guardia, empezaron todos los cazatalentos a mandarse Whatsapps con el emoji de la berenjena. Y así se produjo el salto de Grace a la gran pantalla hasta que en 1952 la llamaron para hacer Mogambo, tenía que firmar una permanencia de 7 años, y ella dijo que bueno, pero que quería el iPhone 14 Muy Pro. Grace consiguió con su interpretación un Globo de Oro y una nominación al Oscar. Como no, Alfred Hitchcock la llamó para “Crimen Perfecto”, no fuera a dejá er gashó a alguna rubia de Hollywood sin acosar. Pero su gran reconocimiento llegaría en 1955, cuando consiguió el Globo de Oro y el Óscar a la mejor actriz por su interpretación en “The Country Girl” que en español sería “Que dííta más bueno está echando mi niña”. Ya aquí Grace Kelly llevaba el pelaito corto de las abuelas que van tó los días a la peluquería y los fulare al viento en un descapotable que decía tú, “esta muchacha cualquier día tiene un disgusto con el coche”. Grace Kelly se estaba comiendo Hollywood con la salsa barbacoa de Jack Daniel´s hasta que en 1955 la mandaron a rodar “El Cisne” en Mónaco y le presentaron al príncipe Rainiero III de Mónaco, que parecía que no se enteraba de ná, pero hizo un Pedro Sánchez inesperado y se acabó casando con ella el 18 de abril de 1956, cuando Grace tenía 27 años. Grace se convertía en Alteza Serenísima del Principado de Mónaco. Su trabajo desde entonces fue convertir Mónaco en Marbella y criar a los 3 hijos que tuvieron juntos, Carolina, Alberto y Estefanía. Su momento preferido del día era por la mañana, cuando veía cómo vestían a sus hijos. Y de vez en cuando a Grace le venían recuerdos de su infancia y los azotaba, lo que malo es que se acordaba mucho de su infancia. Todo Mónaco, los 27 jubilaos que vivían allí, estaban encantados con la familia real menos la hermana de Rainiero, la princesa Antonieta, que se había ilusionado con que el hermano se quedara tó la vida jugando al Minecraft y no tuviera descendencia pudiendo colocar a su hijo en el trono. Ella lo siguió intentando porque veía que a Alberto le faltaba una papita pal kilo pero Grace, que se había visto “Juego de Tronos” le dijo “NO, HIJA, NO” y en 1962 la invitó a abandonar el palacio. Desgraciadamente, el 13 de septiembre de 1982, volviendo de la casita de campo con su hija Estefanía, sufrieron un accidente de tráfico en el que Grace perdió el fulá, aunque ustedes siempre podrán recordarla cada vez que vean el emoji de la berenjena o alguien consiga algo porque su tío tiene un premio Pulitzer.

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