Jacques Cousteau en las Grandes Biografías de Zafarrancho Vilima

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Hoy nos sumergiremos en la vida del Félix Rodríguez de la Fuente de nuestros vecinos los Franchute, el oceanógrafo más famoso de los 7 mares, Jacques-Yves Cousteau. El pequeño Jacques nació en un pueblecito cerquita de Burdeos el 11 de junio de 1910. Tenía un hermano mayor, Pierre-Antoine, pero a este no le gustaba pescá mojarrita en el Puente Canal, este tenía en el cuarto un poster de Giorgia Meloni porque era una mihita nazi. Sus padres, Daniel y Elisabeth, nacieron y murieron el mismo año. Esto no lo vio venir Nostradamus. Jaques era un niño con una salud muy frágil y el pediatra le dijo a la madre lo mismo que dice cualquier pediatra, “Señora, eso se cura con dos chapuzones en la playa, pero en agua tapá, que está más limpia” y así fue como el pequeño Jaques descubrió el maravilloso mundo de las ahogaillas. De 1920 a 1923, la familia vivió en Estados Unidos, dónde Cousteau descubrió la natación y la apnea en un ambiente lacustre, vamos, en un lago, que eso da más asco que tocar un picaporte mojao. Fue precisamente en ese 1923, cuando el pequeño cumplió 13 años, que su padre le regaló una super 8 de la marca Silvercrest pa que su chiquillo se distrajera grabando juncos, que es lo único que hay en un lago. A su regreso a Francia descubrió el mar cerca de Marsella y quedó fascinado por su olor, su textura, su sabor salaito y el poder de oxidar el techo de los Seats Ibiza. En 1930, con 20 años, tras finalizar el COU en el Stanislas College de París, una escuela católica altamente selectiva situada en tor centro de París donde los padres tienen que aparcar en la mismísima puerta para que sus niños triunfen, nunca lo olviden, se alista en la Escuela Naval Francesa, graduándose como oficial de artillería en 1933. En 1935 tuvo un accidente automovilístico,que son los accidentes de coches de antes, en el que se rompió los dos brazos y a punto estuvo de perder la vida. La madre lo llevó al pediatra a quitarle las escayolas pero éste ya le dijo que ya estaba grande que ya lo podía pasar al médico de familia, que de nuevo le recomendó la natación en agua tapá para su recuperación. Fue durante su convalecencia que su amigo Philippe Tailliez le dejó unas gafas de buceo como las que utilizaban los buscadores de perlas filipinos y Jaques quedó fascinado con la belleza de la vida submarina, con sus burgaillo, sus eriso, sus camarones y sus ortiguillas fritas. Una vez recuperado del accidente en 1936 lo mandaron al acorazado “Condorcet” que tenía nombre de cava de marca blanca. Cousteau participó en la IIWW recibiendo diversas condecoraciones, incluida la Legión de Honor, pero también fue en esta época cuando realizó su primera película “A diez brazas bajo el agua”, que si siempre estaba con la cámara, me parece a mí que éste cada vez que escuchaba un tiro se hacía el muerto. El 12 de Julio de 1937 se casó con Simone Melchior con quien tuvo a sus dos hijos Jean-Michel JaUYYYYY, sale sólo, Jean-Michel Cousteau y su hermano Philippe. En 1938, Tailliez conoció a Frédéric Dumas, el de los libros no, otro, que Dumas es como García, y se lo presentó a Cousteau, formando desde entonces “Los 3 Mosquemers”, ja, ja, ja, menos mal que en Francia no hay Carnaval. Tras finalizar la guerra, la marina francesa quiso aprovechar los conocimientos de Cousteau para realizar una expedición submarina en el Mediterráneo en busca de un barco romano. Fue en esta expedición arqueológica subacuática donde inventaron un equipo autónomo de inmersión al que llamaron Aqua Lung porque les recordaba a tirarse en un tobogán del Guadalpark. Un año después, Cousteau dejó la marina para organizar sus propias expediciones, justo cuando se enteró que lo te da el mar, no se quita. Eso sí, Cousteau estaba más seco que el limón de una nevera y tuvo que buscar un barquito de segunda mano, hasta que encontró en 1950 un dragaminas que se hundió en Singapur y tuvo que ser remolcado hasta Marsella, que al final era como bajarse antes un coche de Alemania, salía lo mismo que comprártelo aquí. Y así nació el gran “Calypso”. De 1968 a 1975 la serie documental “El mundo submarino de Jaques Cousteau” lo catapultaría a la fama convirtiéndolo en una celebridad mundial. En esta época Cousteau parecía un garbancito del puchero, más arrugaito que un pantalón de lino, tenía los ojitos saltones y la nariz como “Aigor” y llevaba con el gorrito de lana roja puesto más tiempo que con la mujé. El comandante Cousteau escribió libros, se hicieron enciclopedias, rodó películas y documentales, fundó asociaciones para la protección de la vida marina, hizo llegar a la gente tan normal, tan normal el amor por el mar. Desgraciadamente, el 27 de junio de 1997, le dio un infartito al corazón y el Capitán Planeta nos dejaba para siempre a sus 87 años, aunque ustedes siempre podrán recordarlo cada vez alguien descubra el maravilloso mundo de las ahogaillas o vayan a Guadalpark y vivan el día más grande del verano.

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