Miguel Báez 'Litri' en Grandes Biografías de Zafarrancho Vilima

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Hoy rejonearemos la vida de Miguel Báez Espuny, el torero soviético. El pequeño Miguel nació en Gandía, el 5 de octubre de 1930. Descendiente de una dinastía de toreros onubenses, su padre, Miguel Báez “El Litri” también fue torero, pero como Canales Rivera, que sí pero no. Antes de nacer, Miguel tuvo un hermano que se llamaba Manuel Báez “El Litri”, una de las espadas más prometedoras del momento, entrenado duramente en las playas de Huelva con los palos de las sombrillas de los Sevillanos. Pero ar chiquillo le cogió er toro y llegó tarde a los 21. Su padre, viudo de su primera mujer, depresivo y abatido, se enamoró de una admiradora de su hijo fallecido, que la pena duele, pero más duele el amor cuando no sale del cuerpo. De su unión nació nuestro protagonista, Miguel Báez Spuny. Aunque Miguel era un niño, su padre tenía más años que una vespino, así que en su lecho de muerte, le encargó a la madre que bajo ningún concepto le permitiera ser torero. La madre le dijo que sí, que lo iba a meter en el colegio, pero harta de que el niño dijera “de motu propio” y “contra más”, lo echó al campo. De todas formas la madre sabía que no iba a poder cumplir la promesa porque el niño se llevaba todo el día viendo “Toros para todos”, “Tendido Cero” y “La Isla de las Tentaciones”. Cuando la madre le decía a la hora de comer que cogiera el pan, el niño le cortaba los picos a la barra y se los dedicaba al chorizo de guita colgao en la cocina. A los 14 años ya se sabía los nombres de todos los novilleros, que eso eran los Pokémons de antes. Y a los 17 años, el 17 de agosto de 1947 comienza su carrera en Valverde del Camino, para un año más tarde hacer su presentación en la plaza de toros de Huelva con más éxito que las medias-noches de chorizo en un cumpleaños. Se hizo tan famoso que el maestro onubense Félix Trujillo le compuso el pasodoble “El Litri” para el día de su alternativa, que eso para los toreros es como empezar a pagarse el Ocaso. Después de 3 años de novillero y con más de 100 corridas en un año, 2 menos que Julio Iglesias, sale por la puerta grande de las Ventas, que eso tiene que ser de emocionante pa ellos como pa nosotros pasar por la puerta chica del Imaginarium. Y, por fin, el 12 de octubre de 1950, El Litri toma la alternativa, pa no pagá peaje, en la plaza de Valencia con 2 orejas, 2 rabos, ½ kilo de tagarninas y 1 bolsa de garbanzos en remojo. Los toros pertenecían a la ganadería de Antonio Urquijo, familia polivalente que lo mismo tiene un banco, que un crimen sin resolver, que un cantautor con acciones de papel ALBAL. El Litri sería confirmado el 17 de mayo de 1950 por si se le había escapado algo al VAR. En esta época ya tenía tó la cara de Andrés Pajares y los huevos como el airbag de un volante. Siendo ya toda una estrella, paseando por la playa de Punta Umbría el verano de 1965, tiró con el citrato el castillo de arena que había construido Conchita Spínola. Por lo que sea a nadie le extrañó la amistad surgida entre un hombre de 35 años y una niña de 15. Se casaron 3 años después y tuvieron 3 hijos, entre ellos Miguel, a ver si podían aprovechar el pasodoble. El Litri siguió con sus corridas, sus cuernos y sus “cosa” hasta el 26 de septiembre de 1987 que se vistió por última vez con el traje de luces para la toma de alternativa de su hijo, Miguel Báez “El Litri”. El árbol genealógico de esta familia es como una etiqueta de Marc Jacobs. Y aunque la saga “El Litri” se dedicaba a una cosa que nos pone tristes, informar que en la elaboración de esta biografía ningún animal resultó herido. Miguel Báez falleció el 18 de mayo de 2022, a los 91 años de edad, aunque ustedes siempre podrán recordarlo cuando destrocen un castillo de arena con el citrato o alguien diga “de motu propio”.

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